Sueños ajenos

Quiero saber... ¿qué significan? 
Desde octubre no aparezco por aquí. Han pasado muchas cosas, decidí borrar escritos que subía aquí en el efecto colateral desde hace nueve años. Olvidé también por completo lo que significó The side effect en mi vida desde hace diez años. Eliminé rastros, dejé muertas las ilusiones y volví para encontrarme a mí misma. En esencia concluí que sigo siendo yo, pero con la mente y el corazón más atado a la razón que a la perdición. 
Hoy ya es primero de Mayo, año dos mil veinte, es increíble que en cuatro días sea el día emblema que enmarcó todo un cuadro imborrable de pistolas, canciones, bombillos rotos por el suelo, esperma, noches oscuras, cervezas, tienda de Alejo, partidos inmamables, una picada en un lugar pésimo un 10 de febrero, una semana perfecta con Rodrigo Guardiola de Zoé y un once de marzo con beso en el Oxxo de la 76, carpetas y entregas absurdas de universidad. ¿Ahora qué hago? 
Sigo escribiendo mes cinco, día cinco, ahora día uno. Año veinte, año quince, números, números y más números. Veinticinco de septiembre de dos mil quince, vivía donde estoy viviendo en este momento, ayer en medio de la maluquera estomacal entré al baño, me miré al espejo en la madrugada y pensé en mí como reflejo, el mismo jodido espejo que hacía cuatro años y tanto también me dibujaba, desnuda, con marcas en los senos, frágil, con un absurdo piercing que no duró más de 30 horas en mí. Todo era estúpido, el stop motion fracasado, el mono que boté hace tres semanas por el shut de basura, las tapas de póker y el mensaje detrás del coco. ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?
Borré también el blog de música, fotos, escritos, videos, fotos, fotos, fotos, videos, around the world. La música no cambia, llevo escuchando black de Pearl Jam desde hace tres semanas unas dos o tres veces al día y replico a Eddie Vedder diciendo: But why, why, why??? Can’t it be, oh can’t it be Mine, y sí, por qué no. ¿Acaso el cuerpo desnudo de alguien no es lo suficientemente frágil y vulnerable?
Flores y más flores, un beso, otro beso, un bar. 
Dualidad, una cámara, una chamarra mostaza, pantalón azul, camiseta blanca. Un taxi amarillo, muchos taxis amarillos, siete días, siete días perfectos. Un día de pollo, un día de subway, un día de una pésima picada colombiana, un día de tres cero tres antes de irme a vivir a México. El mismo día que conocí al papá de Elliot, y vuelve y juega, coca encima de la mesa de dibujo, un tal no sé quiencito rompiendo mi matera nueva. El piso lleno de carboncillo, no ese día no. 
El vidrio de lo que era KEA rayado, sí, ese sí, mi risa, ¿no te dan permiso? Alejandro. El otro chico del que no recuerdo el nombre. Estefanía bailando, Jania bailando. Yo sintiéndome patética yendo al baño que decía tachas. Siento que la cabeza me va a explotar en este momento 12:26 am. Silencio, el reloj hace toc tucuc tucuc. Me fastidia. 
La cafetería acuario, saliva en mi boca, resaltador verde, facturas y un cuaderno desgastado en la mesa, un celular estúpido que no servía para llamadas, alguna canción de Sleeping With Sirens. 
- ¿Qué escuchas? ¿Música cristiana?
- Mm no, no todo lo que escucho tiene que ser cristiano. 
- A ver, ¿Alex Campos? 
- Mmm no, escucha. 
- ¿Eso es una mujer? Parece la voz de una mujer.
   Me regala por favor unas papas de pollo, SÚPER RICAS. 

Comentarios

  1. Es normal, el desaparecer por meses, incluso años. Lo viví en carne propia, me daba terror darle rienda suelta a mis dedos, volver a sentir lo que es escribir. Porque eso implicaría el frenar, y descifrar que es lo que esta pasando en mi interior. Y la puta que da miedo, mas que nada cuando te acostumbras a moverte por inercia.
    Pero llega un momento de quiebre que es necesario, el volver. El darnos la oportunidad de desahogarnos como lo hicimos tan bien en su momento. Que nos paso? Nos preguntamos. Seguimos siendo nosotras? Que cambio? y nos damos cuenta que un montón de cosas ya no son las mismas, pero otras sin embargo, todavía están ahí. Son parte de nuestra esencia, y es lo que en cierta forma nos obliga a volver.
    Y cuando volvemos después de mucho, nos pasan cosas como estas. Es tanto lo que queremos canalizar, que terminan desfilando un sin cuenta de cuestiones por nuestra cabeza.
    Y es normal.
    Me encanto leerte, por un momento me encontré en una espiral de recuerdos y sensaciones que me hizo temblar.
    Espero que estas bien, te mando un beso grande y bienvenida de nuevo!

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