Lagrimón PT2

No considerar que todo lo que ha pasado me ha traído hasta aquí. 
Donde dejo de ser yo misma a beneficio de otros. Quizá y hasta he olvidado qué es lo que me mueve las entrañas y me deja reír como loca, decir sandeces y tener autenticidad.
Ayer volví a tener esa maldita sensación.... 
todo ha cambiado otra vez, y me enfrento conmigo misma de forma sincera pero menos pura. El espacio donde respiro, me genera un desasosiego congestionado y abrupto. No me siento segura de las decisiones que estoy tomando y aunque todas las he dado con paso firme y agigantado, me está comenzando a costar seguir firme en ellas. Tantos pensamientos me desgastan. En las mañanas me levanto, hago lo que debo y quiero hacer, repito, repito, repito. Me detengo un instante a pensar y solo me encuentro tratando de llenar espacios, donde la familia no está, donde el deseo se privó de libertad, donde el verdadero amor se guardó y donde la esperanza es el único sostén para continuar. 
Así me siento estando y a la vez evitando, como la estación de tren que se ve desolada cuando no hay quien espere una nueva parada, la nieve en su esplendor cuando comienza a caer con tanta fragilidad y el viento invisible que acobija a los citadinos. Y las pastillas, de nuevo anti convulsivos y antidepresivos para controlar la neuralgia torácica, voy caminando por la 100 en la mañana, contemplando el cielo azul pintado con nubes blancas y a medida que avanzo, mi caminar entorpece, el dolor me ahoga, suspiro fuerte y sigo adelante, y así se va. Cuestionando todo, aguantando todo y esperando todo.

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