El efecto colateral

No considerar que todo lo que ha pasado me ha traído hasta aquí.  Donde dejo de ser yo misma a beneficio de otros. Quizá y hasta he olvidado qué es lo que me mueve las entrañas y me deja reír como loca, decir sandeces y tener autenticidad. Ayer volví a tener esa maldita sensación....  todo ha cambiado otra vez, y me enfrento conmigo misma de forma sincera pero menos pura. El espacio donde respiro, me genera un desasosiego congestionado y abrupto. No me siento segura de las decisiones que estoy tomando y aunque todas las he dado con paso firme y agigantado, me está comenzando a costar seguir firme en ellas. Tantos pensamientos me desgastan. En las mañanas me levanto, hago lo que debo y quiero hacer, repito, repito, repito. Me detengo un instante a pensar y solo me encuentro tratando de llenar espacios, donde la familia no está, donde el deseo se privó de libertad, donde el verdadero amor se guardó y donde la esperanza es el único sostén para continuar.  Así me sie...

«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.» ‭‭Filipenses‬ ‭4:8‬ ‭RVR1960‬‬ Sueño en las noches y aún despierta, sueño.  Sueño con la iglesia de Dios, esa del antaño, de los días donde no importaba si llovía o quemaba el sol, desde el más anciano hasta el más joven atravesaban los valles desolados y las calles secas de día y noche con el único propósito de ir, buscar y encontrar agua. Agua de manantiales, ríos de agua viva que solo pueden provenir de la Fuente del grande y Sublime Dios. Madrugadas de oración, ruego y súplica con gemidos al Santo y poderoso Dios. Noches largas y vigilias incesantes, junto a hermanos en la fe, que amaban, fortalecían, compartían, daban lo mejor de sí a la iglesia de Cristo y a sus hermanos. Agua de panela y reuniones humildes en la casa de Dios, compartiendo la palabra y ense...