¿Demasiado bien?
En todo el año me fumé un cigarrillo el 25 de febrero, he dejado de salir y la cerveza ya no es mi amiga.
Le perdí el sentido a muchas cosas que antes me llenaban o al menos me ayudaban a no pensar. Ya no me importa caerle bien a la gente, me despreocupa demasiado el hecho de ser empática e incluso ser amable con quien me importa un carajo. Y es que desde que todo empezó a tomar un giro tan extremo en mi vida luego de la cirugía, ni ganas de compartir con personas me dan. Ya no disfruto de las compañía de personas y hasta he dejado de ver a mis “amigos”, la idea de ir a una fiesta o a un lugar donde haya demasiado ruido o muchas personas no me gusta. No soporto la gente que habla a espaldas de otros y siento que hay conversaciones que es mejor ignorar que escuchar.
Lo que no me aporta nada bueno, prefiero evitarlo.
En cuanto a mis emociones, supongo que están mejor, al menos ya no ando ansiosa ni depresiva (a veces). Supongo que he aprendido a ser inteligente y ahora busco resolver problemas antes de hundirme en ellos. Sigo siendo yo, en esencia. Yo y las mil vivencias que me hacen auténtica, mis gustos particulares, mi excéntrica forma de amar las cosas peculiares y a Soko. Ahora estoy aburrida, quizá quiera un nuevo tatuaje.
He estado tan enferma que a veces sueño con morir mientras duermo. Y lo pienso, la muerte nunca deja de ser atractiva cuando no se está del todo bien de salud. Mis expresiones artísticas están en quietud, llego a casa con un cansancio que me supera y a veces solo me conecto en el móvil, a leer y releer textos antiguos que me llenan o ver imágenes que me nutren de emociones nuevas. Ayer lo volví a ver, y como siempre es digno de un texto lleno de remordimientos y letras absurdas que construyen un bucle eterno en su mirada. Ya no sé ni lo que siento. No me siento capaz, no puedo hacerlo. No puedo ni imaginarme lejos de todo lo que fui cuando era él el motivo más especial de mi vida. Agosto, septiembre, diciembre, marzo, octubre, noviembre. Ya va a ser Año Nuevo, y esta vez no estoy sola en Chicago y con tus frases clichesudas. Estoy en la oficina de visual merchandising de la empresa reconocida dónde trabajo, escuchando a Soko y Human Tetris, mientras escribo sandeces. Amo la vida, odio el amor. Te sigo odiando pero me sigues generando emociones y sentimientos de euforia absolutos.
Ensoñación, enojo, deseo, amor, tentación, gusto, seguridad, pppppjjfjjjjoder.
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